Nadine Gordimer, Premio Nobel de Literatura, 1991

"Nils Burwitz posee una visión clarividente del cuerpo humano. Su dominio de la línea va más allá de la carne. En su obra se manifiesta más que las caras de África; la esencia, la personalidad, el espíritu de cada parte del continente en donde ha vivido y trabajado. Allí está lo hermoso de la verdad en su don vibrante."

Lucie-Smith, Edward / PRESENTACIÓN

En cierto modo, toda existencia artística es siempre un constante paseo por la cuerda floja. El artista, como creador, se encuentra siempre intentando guardar el equilibrio en una situación de adversidad perenne, en la que cualquier paso en falso puede ser fatal. Solamente puede conseguirlo fijando la vista en un punto fijo - la meta que se propone.

La diferencia entre un funámbulo y un verdadero artista está, naturalmente, en que el artista espera no alcanzar nunca esa meta. El juego solo merece la pena si la meta se sitúa cada vez mas lejos. Este es el caso de la carrera artística y de la personalidad de Nils Burwitz. Burwitz no ha seguido nunca una trayectoria convencional ni segura, tanto en lo personal como en lo artístico. La naturaleza inquieta y experimental de su obra, y muy particularmente de su obra gráfica, que es el tema central de esta exposición, se refleja en la historia de su vida, especialmente en sus primeros años. Su obra parece trenzar los temas universales con los de naturaleza más personal.

Lucie-Smith, Edward / DIBUJO

Su matrimonio con Marina Schwezova en 1965 marcó el principio de una relación excepcional de felicidad y de unión. El embarazo de Marina y el nacimiento de su primer hijo, Vadim, canalizó su atención hacia un nuevo ámbito - los misterios del organismo humano. De ello surgieron dibujos de una belleza y de una sensibilidad excepcionales que tratan un tema a menudo ignorado en el arte occidental - el proceso de nacimiento de un ser humano. Estos dibujos, que realizó en Londres mientras disfrutaba de una beca para viajar por Europa, tienen esa frescura y espontaneidad que demuestran hasta que punto Burwitz posee esa cualidad tan difícil de encontrar: el don de ser un dibujante natural. Para él los procesos del dibujo son tan naturales como el respirar. Dibujantes de esta categoría son, como vemos en la historia del arte, escasísimos frente al numero de artistas que son simplemente buenos pintores.

La genialidad de Burwitz como dibujante ha quedado especialmente patente en los retratos de amigos que ha realizado a lo largo de su carrera profesional - escritores, músicos, otros artistas. En estos retratos, tanto pintados como dibujados, se asemeja, no a los artistas de Die Brücke establecidos en Dresde, sinó al gran Secesionista austríaco Oskar Kokoschka.

Lucie-Smith, Edward / VIDRIERAS

Mientras tanto, Burwitz, con la increíble energía que le caracteriza, está constantemente acometiendo nuevas iniciativas. Se ha convertido en un maestro del arte de las vidrieras - un campo que su amigo Joan Miró tanteó en algunas ocasiones. La vidriería es en esencia una pasión por la luz, pero es también la habilidad para controlar esa misma luz. Es fácil ver porqué un hombre con el temperamento de Burwitz se siente atraído por esto. Iluminar cosas, ya sean personas, lugares, la psicología humana o situaciones políticas y sociales, ha sido la tarea de toda su vida como creador de arte.

Lucie-Smith, Edward / BANCALES de Marina

Pero quizás uno de los trabajos más impresionantes de estos últimos años haya sido la serie en curso de acuarelas "Bancales para Marina". Estas obras, todas realizadas en el mismo formato pequeño, se inspiran en la forma de los bancales de Valldemossa e incluyen textos en alemán, inglés, español o mallorquín, los cuatro idiomas que se emplean normalmente en el hogar de los Burwitz. En ellas sobresale el amor por este pueblo y por la naturaleza que lo rodea, pero también se realizan algunos comentarios sobre acontecimientos a otra escala. Así, uno de los dibujos, por ejemplo, está inspirado en los acontecimientos del 11 de Septiembre 2001 y es uno de las pocas obras de arte basadas en esos hechos terribles que perdurará.

Me entusiasman estas obras, no solamente por su fluida combinación de palabras e imágenes, que me recuerdan de forma curiosa, aunque no necesariamente por el parecido que pudieran tener en su estilo, a las del famoso poeta y pintor inglés William Blake, sino porque carecen absolutamente de pretensiones. Son la obra de un hombre que utiliza su don, o más bien dones en este caso, ya que utiliza tanto palabras como imágenes, para sintonizar con el mundo que le rodea, absorberlo y crear algo con ello.

Lucie-Smith, Edward / EDICIONES BIBLIÓFILAS

El periodo mallorquín de Burwitz está marcado por una creciente identificación con la comunidad local y con las culturas tanto españolas como propiamente mallorquinas. Ha realizado, por ejemplo, una serie de grabados dedicados a la temporada tan desastrosa que pasó en Valldemossa la novelista francesa George Sand y su amante en aquel momento, Frédéric Chopin en el invierno 1839 -1840, con textos de Robert Graves, el famoso novelista inglés que vivió tantos años en la cercana Deyá. Para Burwitz, Graves y el maestro de origen catalán Joan Miró son las dos figuras sobresalientes de la isla. Su amistad con la familia Miró ha sido la guía de su vida en Mallorca y realizó una serie de veinte grabados dedicados al "Miró Invisible" en los que ilustra textos encargados a veinte amigos del pintor.

Lucie-Smith, Edward / CARPETAS GRÁFICAS

La obra temprana de Burwitz no es puramente Expresionista, sino que incorpora también aspectos surrealistas. Esto es especialmente visible en uno de sus principales logros como artista gráfico, "Locust Variations" de 1966, que esta basado en nueve dibujos originales a lápiz. Este conjunto de litografías expresa a la vez su amor por la naturaleza africana y su sentido de la crueldad en la Naturaleza, y al mismo tiempo su percepción de la extrema calidad de la vida en África.

Burwitz no podía ceñirse únicamente a temas de ámbito privado, y durante su periodo en África del Sur hubo otros temas, de la vida local esta vez, que le interpelaron. En 1948, diez años antes de su llegada, la primera ley de apartheid había institucionalizado el racismo en el país.

Estos acontecimientos no podían dejar a un hombre como Burwitz indiferente y esto dió lugar al proceso de creación de un estilo de arte de protesta que se plasmó más en su obra gráfica que en su pintura. Curiosamente, se produjo un cambio total en su técnica hacia la serigrafía que empleó con gran maestría, y hacia el uso de imágenes fotográficas. Estos grabados se centraban en los aspectos más absurdos del apartheid, con especial énfasis en su puntillosa pedantería en todo lo que tocaba temas raciales, y en su crueldad. Para recalcar su mensaje, Burwitz utilizó a menudo la técnica de las capas superpuestas, y es especialmente llamativo en su serie "Tidal Zone", una serie de nueve serigrafías que realizó con Advanced Graphics en Londres cuando todavía era residente en África del Sur.

Uno de los problemas del "arte político" suele ser que, una vez que la situación que lo motivó desaparece, se encuentra desfasado. Hay algunas excepciones a esta regla, como es el caso de "Los Desastres de la Guerra" de Goya o del "Guernica" de Picasso. Otro ejemplo, quizás más significativo todavía, es el "Asesinato de Marat", de Jacques-Louis David, que se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Bruselas. Esta obra mantiene intacto su mensaje por su contenido político principalmente - el hecho de que Marat fuese un hombre bueno y valido - que en este caso sería discutible. Pero además, sigue siendo una de las obras de arte políticas mas influyentes y admiradas. Estas obras de Burwitz sobreviven por dos razones principalmente. La primera es su altísimo valor artístico y su originalidad en cuanto al uso de la serigrafía y de los procesos fotográficos. La otra es la profundidad de los sentimientos que las inspiraron. Obras como "Tidal Zone" están llenas de ironía, e incluso de un cierto grado de humor negro, inspiradas por un autentico rechazo e indignación no solo hacia la crueldad, sino también la mezquindad. Pero hay también otro aspecto importante de estas obras. En los años 60 y 70 se produjo un uso extensivo de la técnica de serigrafía, en parte debido a la influencia del Pop Art americano, pero solo algunos artistas excepcionales lograron adentrarse en la verdadera naturaleza de este proceso artístico, usándolo de una forma verdaderamente original para producir imágenes que solamente se podían expresar de esta manera. Andy Warhol fue uno de ellos. Burwitz, aunque con un fin radicalmente distinto, fue otro.

En 1976, tomó la decisión de trasladarse una vez mas - esta vez a un paraje idílico: el pueblo de Valldemossa, situado en las montañas de Mallorca. Este traslado no mermó su compromiso político, que hasta entonces había formado parte tan profundamente de su personalidad artística. Continuó con su creación de serigrafías de una originalidad extraordinaria y que a menudo se basaban en temas políticos, y no fue hasta 1979 que creó el grabado a dos caras "Namibia: Cara o Cruz I" que sigue siendo para muchos el buque insignia de Burwitz. La idea es a la vez sencilla y enormemente eficaz: el grabado tiene dos caras y muestra los dos aspectos de una misma señal. La primera advierte al espectador que está entrando en una zona prohibida. La otra está en blanco, como un paisaje desierto impregnado de desolación. Las dos caras están cubiertas de impactos de bala.

Otros grabados expresan comentarios incómodos sobre la situación en aquel momento en África del Sur, como "Ignis Fatuus", realizado en 1987. En él hace referencia a la costumbre del "necklacing" que se llevaba a cabo en las barriadas marginales negras para castigar a sospechosos de colaboracionismo o a brujos. Consistía en atar con alambre las manos del sospechoso detrás de la espalda y prender un neumático impregnado de combustible alrededor de su cuello. Este procedimiento fue utilizado con frecuencia por los miembros del ANC (African National Congress) en los años que llevaron a la abolición del apartheid, con el fin de aterrorizar a los disidentes y fomentar la solidaridad política entre los negros. Una de las figuras principales que preconizaban esta medida fue la esposa de Nelson Mandela, Winnie. La técnica empleada en esta obra es una vez mas muy ingeniosa ya que se grabó en dos capas de papel cuyo centro había sido arrancado y quemado para mostrar el símbolo de la fusión con una huella de neumático de tamaño natural, - con la inscripción IN SUID AFRIKA VERVAARDIG, MADE IN SOUTH AFRICA.

También está la pequeña serie de grabados - imágenes muy grandes en papel doblado - que muestran los perfiles contrapuestos del matrimonio Mandela como marido y mujer para señalar la deteriorada relación que mantenían una vez que él fue liberado. La imagen, basada en su foto de boda en la que aparecen rozándose la nariz, fue pintada en una sabana con ocasión de la visita a Grahamstown (África del Sur) antes de la liberación de Mandela en Febrero 1990. Lo que Burwitz hizo con esto posteriormente demuestra su sutileza artística y su habilidad para insinuar cosas sin decirlas. También indica su habilidad para absorber hechos desagradables - un don que no poseen todos los artistas que tratan temas políticos.

Algunos grabados muestran la visión de Burwitz de la situación en Europa, especialmente sobre la división de Alemania. El grabado a dos caras "Trompe l’Oeil / Punto Giratorio" (1981) muestra una figura de pié ante la Puerta de Brandenburgo, en Berlín. Por un lado se encuentra frente al espectador, como un turista que se está retratando. Por el otro le vemos de espaldas, muy pequeño, reflejado en un retrovisor y con una señal debajo en la que se pueden leer las palabras "Im Wendebereich" - "Punto Giratorio". Una X enorme aparece en el espejo y parece querer prohibirle el paso. Este grabado se creó cuando la Puerta de Brandenburgo estaba en tierra de nadie, en la parte oriental del muro, a la vista de los habitantes del Berlín occidental pero inaccesible.

Pierre Restany

Las nuevas pinturas de Nils Burwitz resuenan extrañamente en el corazón y en la mente del espectador. El tratamiento es fuertemente expresionista, la estridencia del color está perfectamente controlada. La tensión subyacente que emana de ellas es equiparable a un resultado - o a un ejercicio - de estilo; desemboca en un ’angst’ metafísico que es, sin duda, más tolerable que el sentimiento que se adueña de uno al contemplar ciertas obras de Bacon o Baselitz te hallas velozmente atrapado por un "no sé qué"*, un pequeño algo que, por azar, se hace sentir, se abre camino furtivamente para conquistarnos totalmente, para desorientarnos y atraernos Por ello, cierto es que estas pinturas traen consigo un cambio.